viernes, 11 de abril de 2014

¿Está nuestra empresa muy endeudada?

Rafael J. Avila D.

La deuda siempre ha sido y será un tema importante en economía y finanzas. Intuitivamente, generalmente se rechaza la deuda; es decir, preferimos no endeudarnos, quizá por el riesgo de incumplir los compromisos de pago, perjudicando nuestra reputación personal y financiera.
Cuando se consulta a compañeros de trabajo, familiares o a amigos, sobre endeudar a una empresa que no se encuentre en ese momento apalancada financieramente con dinero de terceros sino sólo por aportes de socios, la primera reacción es recomendar no hacerlo, tal vez porque se sabe que se deberán pagar unos intereses, de alguna forma compartir las ganancias, unos intereses que pueden considerarse "altísimos".
Algo similar ocurre cuando en clases de finanzas corporativas se pregunta a los asistentes: ¿Creen ustedes que la deuda agrega valor a la empresa? Generalmente la respuesta de la audiencia es No.

Y es muy interesante ver cómo luego de unas cuantas operaciones, un poco de álgebra, se demuestra que la deuda agrega valor a la empresa; es decir, la empresa apalancada (con deuda) vale más que la empresa no apalancada. Sí, así mismo, interesante...  Los comentarios de sorpresa por los resultados, contra intuitivos para muchos, comienzan a darse.
Esto que acaba de ser expuesto es parte de las famosas propuestas M-M: las hechas por Franco Modigliani (Premio Nobel de Economía 1985) y Merton H. Miller (laureado Nobel de Economía 1990). Las propuestas M-M se presentaron en dos grupos: el primero, en 1958, en el que los profesores demuestran que en ausencia de impuestos a la ganancia (impuesto sobre la renta, en nuestro país), el valor de la empresa apalancada es igual al de la empresa no apalancada; en el segundo grupo, de 1963, demuestran que en presencia de impuestos a la ganancia el valor de la empresa apalancada es mayor al de la empresa no apalancada. ¿Y por qué se da este resultado? De lo más interesante de las operaciones algebraicas que les comentaba es ver que la diferencia entre el valor de la empresa apalancada y la empresa no apalancada es el valor del escudo fiscal que da la deuda. Es decir, gracias a la existencia de la deuda y de los impuestos, el gasto adicional que genera la deuda, los intereses, permiten un ahorro en los impuestos que se pagan; a este ahorro se le llama el escudo fiscal de la deuda, y agrega valor a la empresa.

Si partimos de las propuestas M-M, podríamos concluir que dado que la deuda agrega valor a la empresa, y lo lógico sería perseguir el mayor valor posible para ésta, entonces deberíamos endeudarnos infinitamente. Matemáticamente, esto está bien, pero otro cuerpo teórico desarrollado en las finanzas corporativas, y la misma práctica, pone límite al nivel de endeudamiento: la tensión financiera. En este campo el profesor Edward Altman ha tenido importantes aportes. En la medida que la empresa se endeuda más, aumenta su valor, pero se acerca a la tensión financiera, entra en una zona en la que se le dificulta más honrar sus compromisos de deuda, aproximándose a la bancarrota, con las consecuencias que esto trae: costos directos e indirectos (de bancarrota, auditores, costos legales, aumento de tasas de interés, desvío de la atención de la gerencia de las operaciones propias de la empresa a el manejo de la situación financiera). Cuando se llega a la zona de la tensión financiera, la empresa debe reestructurar sus deudas.

Entonces, digamos que no se puede decir que exista un porcentaje o monto de deuda preciso que la empresa debería tener. Lo que sí podríamos decir es que el nivel teórico óptimo de deuda será aquel que maximice el valor de la empresa, considerando los costos de la tensión financiera.

Un ejemplo ayuda a ilustrar el punto: un sector muy apalancado es la Banca. Aproximadamente, de cada BsF. 100 que la banca posee en Activos (Efectivo, Créditos otorgados, propiedades, inmuebles, equipos, mobiliario), entre BsF. 75 y BsF. 90, son colocados por Pasivos (ahorros, deudas); es decir, es un sector altamente apalancado, pero esto no es necesariamente malo, ni quiere decir que la empresa (el banco) está mal manejado, es más, es prácticamente condición natural del sector, pues su principal razón es la intermediación financiera y ser el parte fundamental en el sistema de pagos de la economía. Podría hasta decirse, que un banco poco apalancado es extraño y podría estar dejando pasar oportunidades y hasta estar mal manejado. Lo que sí tiene la banca es que debe lidiar todos los días con el riesgo de liquidez o de "descalce" que por naturaleza tiene.

Otra consideración importante es que la empresa debe endeudarse para invertir en activos productivos; es decir, endeudarse para producir beneficios, y estas inversiones deben superar en rendimiento al rendimiento que paga la deuda (la tasa de interés, para el caso de créditos bancarios). De este modo se estaría agregando valor a la empresa. Si a esto le agregamos que para unas tasas controladas de interés, y alta inflación, esta diluye la deuda, más incentivos a endeudarse hay.

También a la hora de endeudarse hay que considerar la tasa de inflación. Es conveniente tomar créditos que tengan tasas de interés reales negativas, es decir, cuya tasa de interés sea inferior a la tasa de inflación, siempre y cuando sean para financiar la adquisición de activos productivos, o que al menos tomen valor con el tiempo. La inflación va diluyendo el peso de la deuda en nuestro presupuesto. Ante expectativas de períodos futuros de alta inflación, conviene tomar créditos de mayores plazos y de menor tasa de interés posible.

Consideramos que vale la pena recordar aspectos positivos y negativos del crédito:
  • Aspectos Positivos:
    • Disponer de dinero que no se tiene para adquirir bienes.
    • Permite aprovechar oportunidades.
    • Obtener un historial crediticio.
    • Mayor seguridad, en el caso de las tarjetas de crédito, pues se reduce el tener que portar dinero en efectivo.
  • Aspectos Negativos:
    • Los bienes adquiridos resultan más costosos, pues deben pagarse los intereses.
    • Su uso indiscriminado puede hacernos entrar en un ciclo vicioso de constante deuda.
    • Los créditos obtenidos suelen verse como un incremento en nuestros ingresos, olvidando que se está adquiriendo una obligación.
    • De incumplir en los pagos, puede deteriorar el historial crediticio y la reputación personal.

Para finalizar, creo importante recordar algunas recomendaciones que nos da la literatura en finanzas personales:
  • En cuanto a su nivel de endeudamiento y cuánto representa el pago mensual destinado a honrar compromisos de deuda, como porcentaje de sus ingresos mensuales: menos de 15% es lo ideal, 20% del ingreso se considera manejable, y por encima del 35% ya es preocupante. Por lo tanto hay que hacerle seguimiento a este indicador y mantenerlo bajo.
  • Distribuya su deuda de manera que el máximo a pagar en cuotas mensuales sea del 35%.
  • Hay que endeudarse de acuerdo a la capacidad de pago que tengamos. No se quiere que la deuda se convierta en una carga que nos aleje de las metas, sino más bien nos potencie y acerque a ellas, ni conviene afectar la reputación financiera.
  • Endéudese para adquirir activos productivos, no para gastos.
  • Construya su historial crediticio: pague puntualmente.
Bueno amigos, hagamos uso consciente y provechoso de nuestras deudas, y potenciemos nuestras inversiones y emprendimientos.

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